“HABILIDAD” на польській мові

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No tenía habilidad ni experiencia.

Feal-Thas también tenía secretos —unos secretos peligrosos—, y el mejor guardado era su condición de brujo invernal, una clase rara de hechicero que poseía, entre otros poderes, la habilidad mágica de «congelar» el Río del Tiempo durante un breve lapso (una centésima de segundo).

—Como muchos miembros de las familias reales de Qualinesti y Silvanesti, Laurana posee la habilidad de comunicarse mentalmente con los grifos.

La leyenda contaba que cuando los dioses crearon a los grifos les ofrecieron la habilidad de comunicarse con criaturas humanoides, pero los grifos rehusaron orgullosamente al no hallar motivo que justificara tener que hablar con seres tan inferiores a ellos.

Llegaron a su destino cerrada la noche; los Perdomo prefirieron retirarse a descansar sin probar bocado, y cuando los supo durmiendo, Mario Zambrano se preparó un bocadillo y una cerveza y salió a la terraza desde donde dominaba el fuerte y la ciudad, observando las luces y preguntándose una vez más por qué razón había decidido dejar a un lado su egoísmo e implicarse en uno de aquellos malditos problemas a los que siempre había sabido esquivar con tanta habilidad.

Pero hasta entonces su poca habilidad lingüística no le había preocupado en gran manera.

—Kahlan apoyó la cabeza en el brazo y añadió—: Tienes la extraña habilidad de hacerme sentir mejor, Richard Cypher, incluso cuando me hablas de mi muerte.

Leo historias de detectives, los periódicos y soy un hombre de regular habilidad.

Aventurarse una noche sin luna y de mar agitada hasta las rompientes de Timanfaya constituía en verdad una temeridad inconcebible, y Abel Perdomo tuvo que poner en juego toda su habilidad y conocimiento del lugar para depositar a Asdrúbal y su pequeсa balsa a menos de cien metros de una corta ensenada de arena negra.

Durante algún tiempo el detective fue refrenando con habilidad los intentos de la vieja solterona para hacerle hablar.

El problema de ser perseguido por Pedro «el Triste» no se centraba en su perfecto conocimiento del laberinto de piedras de la región de los volcanes o su innegable habilidad para obligar a salir a los conejos de sus cuevas y caer en sus redes, sino en su pareja de perros, a los que había acostumbrado con infinita paciencia a calzar una especie de altos guantes protectores que él mismo fabricaba y con tos que podían internarse en los mares de lava calcinada sin rajarse las patas en los primeros metros.