“DON” на російській мові

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Escóndete y no vuelvas hasta que pase un tiempo y las cosas se aclaren, porque don Matías Quintero es muy capaz de matarte del primer golpe de ira, y es un hombre al que luego nadie va a ir a pedirle explicaciones…— ¡Pero es que yo lo hice en defensa propia, madre…!

Como si supieran que todo ha acabado, aunque la mayoría de las veces no tienen idea de por qué ha acabado ni lo que eso significa… Aunque pregunten cosas nunca esperan nada; ni siquiera respuestas… Pero tuve la impresión de que don Matías Quintero estaba allí, a los pies de mi cama, esperando algo…Aurelia Perdomo se encaminó al fregadero, dejó a un lado el cepillo y comenzó a lavarse las manos.

Al concluir la entrevista, cuando contaba ya con todos los datos que le hacían falta, y don Matías le había hecho entrega de un grueso fajo de billetes con que hacer frente a los primeros gastos, Damián Centeno abandonó la penumbra del caserón, y desde el porche de la puerta principal contempló durante largo rato la amplia finca en la que cada viсedo, inmerso en el fondo de un hoyo cubierto de grava negra y protegido del viento por un semicircular muro de piedras, confería al paisaje un extraсo aspecto lunar.

Los que nacían con el don siempre eran vulnerables en su infancia y primera juventud.

Una vez levantadas las redes, muchos sentirían el lazo de unión con el don y así sabrían que Richard era ahora el amo Rahl.

Un simple don nadie como Sturm Brightblade no podía retar a un Caballero de la Rosa a un combate a muerte.

— Verá usted, don Damián… — comenzó—.

— Tu madre no tenía el «Don»… — replicó don Matías que parecía recuperar poco a poco su lucidez y su capacidad de expresarse—.

Ni terminarán nunca de pasar… Y don Matías debe de ser uno de ellos… — Guardó silencio unos instantes como si le avergonzara lo que iba a decir, y al fin lo hizo—.

Lo soltó, y don Matías Quintero se dejó caer sobre un muro de lava, llevándose la mano al cuello y aspirando profundamente en busca del aire que con tanta urgencia necesitaban sus pulmones.

— replicó al poco don Matías con voz tranquila—.