“DULCE” на російській мові

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—Su voz era tan dulce que Richard no pudo imaginarse por qué Zedd se había asustado al verla.

A la sombra de nuestra vieja, bella, dulce y hoy melancólica amistad.

El mar es así de generoso con los que se le enfrentan cara a cara…Se alejó hacia proa, con aquel su paso de marino, hecho a pasar más tiempo sobre cubierta que en tierra firme, y Yaiza no dudó de que aquel hombretón enorme y musculoso que tan suave y dulce sabía ser sin embargo tantas veces, creía firmemente en todas las historias que contaban los pescadores sobre delfines y «dorados».

•La noche en que nació Yaiza había empezado a llover, y fue una lluvia larga, tranquila, dulce y reconfortante que empapó la tierra, rebosó los aljibes y le lavó la cara a una isla que no había visto tanta agua dulce desde los tiempos de Noé.

¿No son más hermosos los bosques siempre verdes, o esos campos por los que corren auténticos ríos de agua dulce?

Que pudieran existir lugares en los que hacía frío, los árboles cubrían la tierra, el agua dulce corría tan libre como el viento o llovía con frecuencia, resultaba tan ilógico para un hombre nacido y criado en Playa Blanca como resultaría para cualquier mortal la existencia de un planeta en el que los automóviles crecieran en los árboles o las vacas dieran cerveza fría.

Echaron abajo también el mayor de los palos que se había convertido más en peligro que en ayuda, y tuvieron que arrancar de sus soportes la cocina y calzarla con tacos para poder quemar el mástil y transformarlo a su vez en agua dulce.

Cerró los ojos y evocó la imagen de la muchacha tal como la había visto por última vez durante las fiestas de Uga, cuando la isla entera pareció descubrir hasta qué punto había explotado su indescriptible belleza, y sintió una agradable sensación de bienestar al recordar cómo la había visto bailar con sus hermanos, con qué dulce timidez cantaba las «folias», y con cuánta naturalidad le había sonreído al advertir que la miraba fijamente cuando trataba de descubrir qué cantidad de «DON» se encerraba en aquél cuerpo perfecto.

Una mujer tan femenina y tan dulce.

Laurana anhelaba volver al hogar, refugiarse de nuevo en los brazos amorosos de su padre, volver a ver los bosques verdes y los chispeantes ríos, aspirar el aire perfumado y oír la música suave y dulce de la flauta y el arpa, saberse a salvo y querida, tumbarse en la hierba alta y verde para abandonarse a un profundo sueño sin sueños.

Tócame y permíteme que beba de la dulce agonía.