“POPA” на російській мові

ES
RU
loading
Ad

приклади

Sólo había salido del camarote para hacer sus ejercicios diarios en cubierta —lo que significaba caminar de proa a popa durante una hora— o para cenar con el capitán.

Inmenso en altura, eslora y poder, e inmenso en su estruendo y su iluminación, pues de proa a popa aparecía encendido y resplandeciente y llegaba con la potencia y la velocidad de un tren expreso dispuesto a aniquilar a la diminuta embarcación que había tenido la mala ocurrencia de cruzarse en su camino.

A los pocos minutos por la lejana Punta del Papagallo hizo su aparición la proa de un barco, luego unas velas desplegadas al viento, y al fin la popa del «Isla de Lobos» que viró dejando a estribor los últimos bajíos, para enfilar directamente hacia el grupo de barcas que parecían aguardarle a no más de media milla de la costa.

Lleva un cañón Vickers de 76 milímetros camuflado bajo una superestructura, a popa.

Buscaba a la joven, pero sólo vio marineros ocupados en sus faenas, y al Negus, que caminaba por la cubierta del buque hasta la popa con una especie de paquete multicolor bajo un brazo.

A proa y popa del Mount Castle, asistidos por los amarradores de tierra, los tripulantes se disponían a recoger las estachas.

Aún había un grueso cabo que retenía el barco, manteniendo la amura contra las defensas del muelle y separando la popa.

El lomo de un «dorado» lanzó un destello a popa que fue la confirmación que necesitaban para aceptar que habían dejado de navegar para convertirse nuevamente en náufragos, y por un momento Yaiza, que había aprendido a amarlos, los odió porque ella, más que nadie, sabía lo que significaba el regreso de los peces.

Visto desde tierra por su aleta de babor, el barco nacional mostraba el cañón de popa y la bandera rojigualda que se adivinaba en su mástil, empapada y flácida.

Y al fin, completada la maniobra, la trepidación de las máquinas se hizo más intensa, las hélices batieron el agua negra y la luz roja de babor se alejó cada vez más y con mayor rapidez hasta que sólo fueron visibles los halos difusos de la luz del mástil sobre el puente y la blanca de popa.

No podía ver el Vickers de 76 mm del mercante, pero sí las cinco piezas de 120 mm de su enemigo: dos a proa del Martín Álvarez, una entre las dos chimeneas, otra detrás de los tubos lanzatorpedos y otra a popa.